Un cargador de agua tenía dos vasijas que colgaban a los extremos de un palo y llevaba encima de los hombros; una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua hasta el final del camino, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaban, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.
Durante varios meses el recorrido fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pero la vasija agrietada estaba muy avergonzada de su imperfección, después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir."
El aguador apesadumbrado, le dijo: "Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino." Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto; el aguador le dijo entonces: "Te diste cuenta que las flores sólo crecen en tu lado del camino?.
Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello, sembré semillas de flores a lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para vender y decorar la casa. “Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."
Todos somos vasijas agrietadas, cada uno de nosotros tiene sus propias grietas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovecharlas para obtener mejores resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario