1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;
3 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza.
En cualquier crisis, Dios es nuestro amparo y fortaleza.
Amparo enfatiza más su protección;
fortaleza la fuerza interior que da.
Pronto, recalca que Dios está siempre dispuesto a ayudarnos; por eso (v. 2)
podemos confiar en él.
Normalmente el cristiano cree que Dios “puede”, pero duda de que “esté dispuesto”.
El salmista insiste en que Dios siempre está dispuesto.
El uso de palabras es pintoresco: los montes representa lo que se considera más estable,
el mar representa lo que siempre está moviéndose.
Asimismo en el v. 3, “rugir” y “echar espuma” acentúan el efecto del cuadro de crisis.
Dice Calvino que nuestra fe solamente se prueba de veras cuando pasamos por conflictos
severos.
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