"Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos."
(Hebreos 2: 9)
La muerte de Jesucristo en la cruz, no fue un acontecimiento que podamos considerar como algo casual o aún desafortunado. Todo lo contrario, es uno de los "hechos" más trascendentales para la historia de la humanidad, y en particular para la vida de cada cristiano dentro del cumplimiento del plan profético de Dios Padre, con respecto a la vida de su Hijo Amado. La sangre de Cristo es el precio que pagó para que tuviéramos vida. Esto da a la sangre de Cristo un valor inapreciable. Dios-Hombre dio su vida, cuando su sangre fue derramada. La Salvación del hombre no se da porque imite la vida de Cristo, sino porque reciba "la vida", que viene de él.
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