miércoles, 31 de agosto de 2011

LOS DAÑOS QUE LA PREOCUPACION PUEDE PROPORCIONARNOS

LOS DAÑOS QUE LA PREOCUPACION PUEDE PROPORCIONARNOS “Los hombres muy activos que no saben cómo combatir la preocupación, mueren jóvenes” Dr. Alexis Carrell. Una vacuna muy necesaria. Hace poco llegaron a la puerta de mi casa unas personas de una brigada de salud a recomendarnos a todos lo de la familia que nos hiciéramos vacunar contra la viruela y la tuberculosis porque en la ciudad ya había bastantes personas con esas enfermedades, y era peligroso que nos contagiáramos. Nosotros atendimos su invitación, pero yo me preguntaba: -Y ¿cuándo será que a la puerta de nuestros hogares lleguen a invitarnos a que nos vacunemos contra la más extendida de todas las enfermedades nerviosas, que es la preocupación? Porque esta enfermedad causa diez mil veces más daño que la viruela y la tuberculosis juntas. Seis de cada diez personas de las que se cruzan con Ud. Por las calles, están sufriendo de la enfermedad que se llama “preocupación”. Quizá hasta se han enfermado de los nervios por sus preocupaciones y sus emociones dañosas. Por eso esto esta dirigido en forma de vacuna: como un aviso para prevenir a quienes acerca del gran peligro de enfermarse por preocuparse más de lo debido. Un gran sabio, ganador del Premio Nobel de medicina, el médico Dr. Alexis carrell decía: “Los hombres que son muy activos y no saben combatir la preocupación, mueren jóvenes”. Y esto sucede también a las mujeres. Las declaraciones de un médico. El doctor Goben director de la afamada clínica Santa Fe decía: “El 75 por ciento de los enfermos nerviosos que acuden a los médicos, podrían curarse por sí mismos, con sólo liberarse de sus miedos y preocupaciones. ¡Cuántas indigestiones nerviosas se evitarían si la gente dejará de preocuparse tanto! ¡Cuántas úlceras de estómago cicatrizarían si sus víctimas abandonaran esos miedos que los carcomen! Muchas perturbaciones cardiacas cesarían y el insomnio se alejaría y las frecuentes jaquecas dejarían de atormentarles si las gentes aprendieran a vivir su existencia con calma y tranquilidad. Pero la preocupación y el afán llenan de enfermos las clínicas y de dinero las carteras de los médicos.

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